RSS

Archivos Mensuales: octubre 2012

La memoria celular: «Mi nuevo corazón llenó mi vida de pesadillas».

Una historia increíble

A los 18 años, siendo ya una famosa actriz en Francia, supo que era seropositiva. De esa experiencia nació L’amour dans le sang. Dieciséis años después su corazón dice basta y es necesario un trasplante que le cambia los gustos y le provoca una pesadilla recurrente. Pese a ello rehace su vida y encuentra el amor, pero acaba descubriendo que su enamorado era el esposo de la mujer que le donó su corazón. Esta impactante historia contada por ella misma en Un corazón desconocido (Martínez Roca) ha liderado las listas de libros más vendidos en Francia e Italia. «Pensé que hacer partícipe al mayor número de personas posible me ayudaría a relativizar y volver a vivir una vida normal… o casi».

Qué cree que la salvó?
El amor y la autoestima construida gracias al afecto que recibí de mis padres y después de algunos hombres que han desafiado el peligro del sida para estar conmigo.

Tenía 18 años y estaba en la cumbre.
Me habían concedido un Oso de Plata en Berlín y estaba nominada a los Cesar por Rouge baiser. Era el año 1987, los médicos me dieron seis meses de vida (les suele faltar mucha psicología), pero opté por el «todo irá bien».

¿Y fue bien?
Viví diez años sin problemas físicos, el tiempo necesario para que la ciencia descubriera la triterapia, y creo que se lo debo a que mentalmente estaba fuerte, no me hundí.

¿Guarda rencor?
Me enamoré de un rockero, fue una historia de juventud. Me dejó. Luego murió. La gente joven debe saber que basta una noche de amor para contagiarte.

¿Le dañó estar en la cima tan joven?
Tenía un agente, pero yo tomaba gran parte de las decisiones y cometí errores. El peor fue decirle a Jean-Claude Brisseau que era seropositiva. Iba a ser la protagonista de Noce blanche, y rescindió mi contrato. Esa película lanzó al estrellato a Vanessa Paradis.

Eso hace pupa.
Nada comparado con los estragos de la medicación, los vómitos, ver cómo cambia tu cuerpo, como se hincha y afloja. Mi corazón no resistió y tuve dos infartos y finalmente un trasplante a los 34 años.

¿Qué sabe de la memoria celular?
La he experimentado. Tras el trasplante me cambiaron los gustos y empecé a tener una pesadilla recurrente, cada vez más precisa, más detallada.

¿Qué soñaba?
Un accidente de coche, pero no era yo la que conducía, era otra mujer joven. Llovía mucho, ella tenía sangre por todo el cuerpo y junto a ella había un bebé. Corría. Siempre me despertaba justo antes del choque.

¿Qué le decían médicos y psicólogos?
Que era normal, que todos los corazones que se utilizan para trasplante son de accidentes y que mi subconsciente lo sabía. Para olvidarme un poco me fui con una amiga a la India. Fuimos al Taj Mahal y tuve un déjà vu: sabía dónde se hallaba todo y sentí que había estado allí locamente enamorada.

¿Buscó la identidad de su donante?
Sí, pero son datos muy protegidos. Tiempo después me enamoré locamente de un admirador y las pesadillas cesaron. Vivimos una preciosa historia de amor hasta que un año después tuve una premonición clarísima.

¿…?
En su casa había un secreter siempre cerrado y supe que debía abrirlo. Descubrí que él era el marido de la mujer que me había donado el corazón, que la noche del accidente llovía, que estaba embarazada y que corría al hospital porque perdía sangre.

Increíble.
También supe que se conocieron en la India y que Yann se declaró en el Taj Mahal.

¿Es posible reconducir una relación después de un shock como este?
Nos separamos. Yann se fue a trabajar fuera, pero me seguía mandando cartas de amor y yo seguí amándole. Dos años después reanudamos la relación, pero yo estaba en guardia, no conseguía darme al cien por cien. Me di cuenta de que él no había terminado de hacer el duelo por la muerte de su mujer y rompimos definitivamente tras un año en el que hubo momentos fantásticos.

¿Es posible perdonar ese engaño?
Basta con comprender que cuando se dona un órgano de una persona amada se desee verlo revivir en otra persona.

¿Por qué cree que se detuvieron las pesadillas al conocer a Yann?
No tengo explicación, posiblemente las células tengan memoria, ¿por qué no?… Quizá esa parte suya que vivía en mí quería que nos conociéramos y que estuviéramos juntos, porque si él no me hubiera buscado, lo habría hecho yo, de esto estoy segura.

¿Ha hecho las paces con su corazón?
Sí, hoy sé que viene de una buena persona que me ha dado la opción de seguir viva.

¿Qué ha aprendido del amor?
A menudo me ha decepcionado, pero de la decepción no se saca nada bueno. El amor de pareja te da una energía que es irreemplazable, y para que este funcione es imprescindible el amor a la vida.

¿Ha temido morir?
Sólo una vez, cuando tuve un infarto en el 2008, pero hasta entonces no había pensado jamás en la muerte. Me dijeron que era probable el rechazo, pero me negué, empecé a hacer deporte y todo lo que estuvo en mi mano para sobrevivir.

El pensamiento positivo no siempre funciona.
A mí me ha funcionado, pero uno no cambia de la noche a la mañana. Hay que empecinarse, dedicar tiempo.

¿Qué es lo mejor que le ha pasado?
Mi hija y ayudar con mis libros. Creo que he conseguido transmitir un mensaje de esperanza. He recibido cartas de personas enfermas que han estado a punto de tirar la toalla, pero que como yo decidieron seguir adelante. En la vida no todo puede ser oscuridad, siempre acaba saliendo el sol.

Le habrán llegado muchas historias referentes a la memoria celular. Muchísimas, pero quiero dejar el tema a un lado para poder seguir con mi vida.

Enviado desde mi BlackBerry® de Vodafone

 
 

La leyenda del monte Cabeza Rubia (Jaén).

Cuenta la leyenda que cuando nació la niña, sus padres se la llevaron a los pastores que vivían en el cortijo del Valle y conforme fue creciendo iba conociendo a todos los que por el Valle tenían sus huertos y guardaban su ganado y como la niña era tan hermosa como los rayos del sol más puro, todo el mundo la llamaba Rosalinda y en cuanto fue algo mayor, un pastor joven del Valle suyo, se enamoró de ella y aquello fue tan hermoso, que el mundo entero y el rincón en su centro, se les torno sueño.

Pero como la envidia humana siempre ronda en las almas y corroe los corazones de las personas, un día que soñaba le dijeron que sus padres no eran los del cortijo del Valle sino unos guerreros que en tiempos remotos habían pasado por las tierras y el nacer ella, por aquí la dejaron y esto, al saberlo la niña rubia, se sintió morir y como el corazón se le llenó de tanta tristeza, enfermó y al poco tiempo murió.

Junto al monte redondo que mira al sol de la tarde y tiene su roca en la cumbre, enterraron su cuerpo y desde aquel tiempo hasta hoy, siempre que se pone el sol, al dar los rayos sobre las piedras parecen que estas fueran de oro o que ardieran y por eso dicen que este monte se llama Cabeza Rubia y todo sigue siendo como un sueño para recordar la belleza del pelo de fuego de aquella niña que medio fue hija de pastores y otro poco medio princesa y murió de pena, entre varios amores y se llamaba Rosalinda y todo, según cuenta la leyenda.

 
 

Último adiós a Ricardo Acosta

Se nos ha ido la mejor voz de la radio: Hoy le hemos dado el último adiós al compañero y amigo Ricardo Acosta, en una mañana gris como gris fue la noticia de su muerte. Los que lo conocíamos sentíamos por él una gran admiración, los que gozábamos de su amistad teníamos su cariño y simpatía. Hoy a la radio de Sevilla, y general, le falta ante todo el que supo ser una magnífica persona, la Voz de Sevilla. Nuestro amigo Ricardo Acosta. Espero que desde el cielo inicies tu eterno programa de radio con otros grandes de la comunicación como el maestro Cebrián. Hemos perdido a un amigo y a un trocito de la radio. Descansa en paz amigo.

http://blogs.ondacero.es/london-eye/mejor-voz-radio_2012102100047.html

 
 

Fallece el periodista Ricardo Acosta a causa de un infarto.

SEVILLA, 21 Oct. (EUROPA PRESS) –

El periodista sevillano Ricardo Acosta ha fallecido en la madrugada de este domingo a consecuencia de un infarto de corazón.

Profesional como pocos y del que todos los que lo conocían resaltan sus virtudes como pedagogo, dado la cantidad de jóvenes periodistas que han aprendido a su lado la ardua labor informativa local a través de las ondas, pasó los últimos 30 años ejerciendo en la empresa de Onda Cero, explica a Europa Press el periodista Pepe Fernández, compañero de Acosta.

Será este lunes a las 9,00 horas cuando tendrá lugar una misa en su memoria en el Tanatorio de la SE-30, y más tarde, a las 9,45 horas, será incinerado en el cementerio de San Fernando de la capital hispalense.

Asimismo, las condolencias no se han hecho esperar a través de la red social Twitter. Así, el alcalde de la ciudad y presidente del PP-A, Juan Ignacio Zoido, ha lamentado que con su muerte «Sevilla se ha quedado sin una voz que siempre estuvo de guardia para hacer de ella una ciudad mejor».

De la misma manera, el portavoz del PSOE en el Ayuntamiento de Sevilla, Juan Espadas, ha tildado de «increíble y dolorosa» la desaparición de este «sevillano de guardia comprometido», en referencia al proyecto que Acosta dirigía en Onda Cero, ‘Sevillanos de Guardia’. «Lo echaremos de menos. Descanse en Paz», ha concluido Espadas en su tuit.

Por su parte, el Grupo Municipal de Izquierda Unida en el Ayuntamiento de Sevilla se ha sumado a los sentimientos de dolor y tristeza por la muerte Ricardo Acosta lamentando la pérdida de una voz radiofónica «irrepetible y de un enorme profesional comprometido con su tiempo y con su sociedad».

En este caso, el portavoz de IU en el Consistorio hispalense, Antonio Rodrigo Torrijos, ha trasladado su pésame a sus seres queridos y a «esa gran familia que es la cadena de Onda Cero Sevilla». «Lo vamos a echar mucho de menos», ha señalado el concejal de Izquierda Unida, quien ha calificado de «golpe muy duro» esta «malísima noticia».

Torrijos ha elogiado el «periodismo abierto, humano y plural» que siempre caracterizó a Ricardo Acosta. «Lo recordaremos por muchas cosas, pero sobre todo por la tertulia ‘Sevillanos de Guardia’, esa aventura de pluralismo y libertad que él supo convertir con maestría en una referencia radiofónica del debate político, social y ciudadano». «Su desaparición es un palo terrible para el periodismo veraz, respetuoso y riguroso, pero también para la ciudad y para la comunicación en general», ha concluido. Enviado desde mi BlackBerry® de Vodafone

 
 

La leyenda del otro loco de Chinchilla.

Cuenta la leyenda que en la aldea española de Chinchilla (Albacete) había un loco que tenía la costumbre de apalear a los viajeros. Como todos los locos, o los que «se hacen» los locos, éste de Chinchilla era recurrente en su broma.

Dicen que se apostaba en los caminos y que, cuando encontraba a un forastero, trababa amistad con él. Estando en buena compañía, el forastero se descuidaba y el loco aprovechaba para apalearlo contundentemente.

Enojado el viajero, protestaba ante los lugareños y ante la justicia, pero en Chinchilla todos le aconsejaban caridad, porque se trataba de una locura y el pobre loco no tenía conocimiento. Hasta que cierto día el loco apaleó a un hombre poco dado a bromas. Al cabo de un tiempo volvió y el loco quiso hacerle la misma jugada.

El forastero le siguió el juego durante un rato, y cuando el bromista estaba descuidado, le propinó tal zurra que no se ha visto cosa igual en la provincia de Albacete. Dicen en el pueblo que venía el pobre loco, tullido y apaleado, gritando:

– «¡Hay otro loco en Chinchilla, hay otro loco en Chinchilla!».

 
 

La leyenda del Cristo con piernas de niño.

Un día se rompió la tradición. Dejó de aparecer el ramo de flores semanal al lado de la imagen. más tarde se supo que había ocurrido después de la muerte de María Covillán, acaecida el primer sábado de septiembre de 1479. Era propio de la familia Covillán, que desde hacía muchos años se había tomado como obligación dejar sobre el altar de la imagen un ramo de flores. ¿Pero porqué de esta costumbre?

Se constata un matrimonio formado por Juan de Heredia y Leonor Covillán, sencilla familia que vivió de la agricultura en la villa de Onzonilla. La belleza de la mujer estuvo siempre en boca de todos. Sólo, como siempre, el paso del tiempo ejerció sobre ella la tiranía de la pérdida del encanto y la frescura.

Pero ya antes el sufrimiento había marcado en su rostro ciertas huellas que debilitaban progresivamente su tersura. Parece ser que la cojera del marido le agriaba notablemente su carácter. Especialmente cuando era objeto de mofa por no pocos niños que huían de él riéndose de sus amenazas.

Cuando nació su tercer hijo una sombra de pesimismo complicó aún más las cosas. El paso del tiempo confirmó la sospecha de matrimonio, familiares y vecinos.

Alberto -que éste era el nombre del niño— padecía alguna enfermedad, al parecer congénita, que le impedía andar. El padre endureció entonces, cuando la esperanza cerraba el círculo, mirada y vida. Se hizo, sobre todo, más solitario y menos hablador. Más encerrado en el mundo de las preguntas que nunca encuentran respuesta. En los momentos de la crudeza de una inevitable resignación muchas veces descargaba en la mirada hacia el cielo todas las tempestades de la ira. Y comenzaron a señalarle con el dedo porque no volvió a pisar la iglesia.

Un buen día Leonor Covillán se dirigió a la iglesia. Al atardecer. Había llevado en brazos a su hijo, buscando quizá esconderse y enconderlo de las miradas. Siempre había pensado que la compasión es consejera que alimenta impotencias y debilidades. Y también que la fe nunca deja de ser un recurso.

Miró fijamente al Cristo del Amparo, cuyo rostro de tristeza en nada desentonaba del suyo. No hacía mucho tiempo que lo habían colocado en aquel altar, con un fondo de pintura sobre madera humilde. «El Cristo del Amparo sonrió con la dulzura inexplicable que nace del dolor, descendió hacia el niño y cambió con él sus piernas».

Es fácil que algún día se conozcan más detalles de la historia. Por el pueblo corrieron, mezclados como un latigazo, los vientos de la alegría, el asombro y el temor. Parte de la memoria colectiva dice que ha oído «algo de una leyenda del Cristo».

Clavado sobre la sencilla cruz de madera,con sus pequeñas piernas, contempla, con la misma mirada de siglos, cómo el tiempo va tejiendo la historia.

 
 

La leyenda de San Andrés de Teixido.

«A San Andrés de Teixido vai de morto quen no foi de vivo »

En Cedeira está el santuario de San Andrés de Teixido.

San Andrés, que veía como a la tumba de Sant Yago iban grandes peregrinaciones mientras que a él nadie venía a visitarle, paseaba melancólico sus soledades. Un día se encontró con Nuestro Señor Jesucristo que venía a visitarle y éste le preguntó:

– «¿Cómo es que estás tan triste?»

San Andrés le respondió:

– «¡Ay mi señor! A pesar de que yo también hago milagros como Santiago nadie se acerca por estos parajes y está mi santuario vacío».

El Señor le miró y sonriendo le dijo:

– «No has de ser menos que Santiago. Te prometo que todo el mundo pasará al menos una vez en la vida por tu santuario»

– «Muchas gracias, Señor pero ¿cómo será eso posible?»

– «Porque todo aquel que en vida no viniere, tendrá que pasar por aquí después de muerto».

Por eso nadie molesta a los animalitos que andan por los senderos del santuario, porque dice la leyenda que ellos llevan las almas de los que no peregrinaron en vida.

 
 

La leyenda de Timanfaya.

Cuenta la leyenda que a principio de septiembre de 1730 el volcán de Timanfaya entró en erupción, los habitantes del pueblo estaban celebrando el matrimonio de una pareja joven; formada por el hijo del que en aquel momento era el hombre más rico de la zona y de la hija de unos agricultores de plantas curativas.

La pareja estaba muy unida y muy enamorada. En el momento que estaban abrazados bailando la danza típica del lugar, el volcán explotó. Todos los habitantes y asistentes al festejo, presas del pánico comenzaron a correr de un sitio para otro, ya que caían rocas de grandes dimensiones, aplastando casas, cultivos y todo lo que encontraban a sus alrededores.

Una gran desgracia cayó sobre la feliz pareja. Una de esas rocas enormes cayó encima de la novia, sepultándola al instante bajo la mirada atónita de su marido

Tal fue la rabia y desesperación del muchacho que sin pensar cogió del suelo una forja de cinco puntas para intentar levantar la roca que había enterrado a su enamorada. Desoyendo, incluso, a las personas que gritaban con desazón.

El muchacho sin saber como sacó una fuerza inexplicable y consiguió levantar la roca, recuperando así el cuerpo, ya sin vida de su amada. A quien cogió en brazos y sin soltar la forja comenzó a correr buscando un refugio, que ya no encontraría.

Gritando y con el cuerpo de su mujer desangrándose por el valle de Timanfaya corrió hasta que sus fuerzas perecieron. Desapareció entre el humo de sulfato que salía del suelo y las cenizas que cubrían todo.

Fue noche de luna llena y en un momento de claridad debido a su resplandor, varias familias lograron ver como en lo alto de la colina y gritando con una fuerza descomunal salió la imagen de aquel chico con la forja de cinco puntas enteres sus dos brazos en alto; desapareciendo, finalmente entre el humo y las cenizas.

En ese momento todos los supervivientes del pueblo de Timanfaya y en un mismo tono; dijeron: pobre diablo.

De la sangre derramada por ella y por todo el valle nacieron más plantas medicinales que los padres cultivaban, a los que los propios habitantes decidieron ponerles el nombre de la joven pareja de enamorados. Él se llamaba Aloe y ella se llamaba Vera.

Años después en una de las reconstrucciones del paisaje apareció el cuerpo del chico petrificado por la lava y con la forja de cinco puntas todavía agarrada con fuerza.

 
 

La Virgen de los Pantalones.

Este hecho, que algunos consideran leyenda, ocurrió en los últimos años del siglo XIX. Y habla de un tal Jerónimo Diez, al parecer residente -no especifica si natural- en un pueblo de la comarca de Gordón, al que tampoco menciona. Lo que sí es cierto es que visitaba con frecuencia nuestro santuario de Nuestra Señora del Buen Suceso, según el testimonio unánime de amigos y conocidos. Y que lo hacía con aparente devoción y recogimiento.

Un buen día, sin embargo, ocurrió que, según él mismo confesó en sus últimos momentos, ofuscado por no sabe qué malsanas aspiraciones, decidió llegar hasta el lugar donde devotos y romeros depositaban, desde el exterior y por un ventanuco de piedra, sus limosnas. Como desde el exterior él no podría articular los movimientos y debería realizarlos, además, a la vista de posibles transeúntes, decidió saltar la verja para llegar al depósito o cepillo con mayor facilidad. Y así lo hizo, por el centro de la verja, por donde menos dificultades había. Y consiguió su objetivo inicial.

Al volver a saltarla, ya en el último intento uno de los hierros laterales y verticales que finalizan en puntas de lanza protectores rasgó, inexplicablemente, pantalón y carne de Jerónimo Diez, que quedó atrapado. Los movimientos hacia el exterior se hicieron imposibles. Sólo notó movilidad cuanto intentó retornar hacia el interior.

Llegó a casa absolutamente desconcertado por lo ocurrido. Lo primero que hizo fue cambiar de pantalón. Pero el nuevo dibujó, increíblemente, los mismos jirones que el usado en el robo -o el intento- de la ermita. Cualquier pantalón que pretendiese poner aparecía inmediatamente con el roto en la parte lateral derecha y trasera. Roto que comprobó desaparecer, curiosamente, cuando se acercó a la ermita.

Entendió la señal y la culpa. Y permaneció -murió apenas dos años después de lo narrado- hasta el fin de sus días, vinculado a los edificios anexos al propio santuario, concebidos esencialmente con una finalidad social.

De carácter jovial, aunque un poco reservado, habló, al parecer poco del hecho. Solo en los últimos momentos de su vida. Y poco. Si alguien se atrevía a preguntarle por la causa de su aparente extraña situación, se limitaba a sonreír y añadir sencillamente:

– Cosas de la Virgen de los Pantalones.

 
 

Hallado un calamar gigante en Algeciras.

El Centro de Gestión del Medio Marino (Cegma) del Estrecho, con sede en Algeciras (Cádiz), está estudiando el cadáver de un calamar de «casi cuatro metros» de longitud que fue hallado en la tarde de este miércoles por unos voluntarios en la orilla de una playa algecireña, concretamente en la zona de Punta Carnero.

Según han detallado fuentes de la Delegación Territorial de Agricultura, Pesca y Medio Ambiente de la Junta en Cádiz, los voluntarios desplazaron el animal hasta la zona de Cala Arena y dieron aviso a los técnicos del Cegma, que se hicieron cargo del calamar.

Las mismas fuentes han explicado que se han tomado muestras del animal para conocer su alimentación y la profundidad a la que vivía. Actualmente se halla en una cámara frigorífica del Cegma y no se le ha practicado la necropsia, ya que se encuentra en un estado «óptimo» y la intención es «conservarlo íntegro» para su exposición y estudio. De hecho, ya hay organismos que han expresado a la Junta su interés por el ejemplar, como es el caso de Circe.

Finalmente, desde la Delegación Territorial han destacado lo «poco usual» de este hallazgo, ya que «aunque se sabe que viven en el Estrecho porque, de hecho, son base de la alimentación de los cachalotes, es muy difícil verlos y todavía más que lleguen a la orilla, máxime tan bien conservados». Enviado desde mi BlackBerry® de Vodafone

 
 
 
A %d blogueros les gusta esto: