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Archivos Mensuales: septiembre 2018

EXPEDIENTES X EN ANDALUCÍA

EXPEDIENTES X EN ANDALUCÍA

Por: Jose Manuel García Bautista

Hacemos un viaje por la Comunidad Autónoma de Andalucía para descubrir algunos misterios insondables que, aun hoy, siguen originando situaciones más propias de la ficción que de la indiscutible realidad.

Todas las ciudades de España guardan un secreto, un enigma por resolver, una casa encantada, un lugar aparicionista o un punto caliente para los “No Identificados”, sea como fuere son lugares que, muchas veces, pasan inadvertidos y tiene todo un misterio que mostrarnos, en algunos casos auténticos expedientes X.

Hacemos un viaje por la Comunidad Autónoma de Andalucía para descubrir algunos misterios insondables que, aun hoy, siguen originando situaciones más propias de la ficción que de la indiscutible realidad.

El fantasma del Teatro Cervantes de Almería
Desde que escuche la historia de los fenómenos paranormales no me ha dejado de sorprender por la cantidad de hechos que se concurren y que le confieren un carácter excepcional.

En el Paseo de Almería encontramos una zona de ocio en el que destaca un conjunto de edificios en el que tienen especial relevancia el Círculo Mercantil e Industrial y el Teatro Cervantes.

Es en éste último donde nos vamos a detener, un edificio tradicionalmente encantado que encierra una evocadora historia de fantasmas.

Fue construido en el año del desastre, en 1898 con diseño del arquitecto Enrique López Lluch y que estaba llamado a cubrir las necesidades de la ciudad. Aunque fue en 1921 cuando se produce su inauguración. Un año después llega a la ciudad la afamada compañía teatral Tudela-Monteagudo, entre las obras a interpretar estaba la muy esperada “Santa Isabel de Ceres”. Esperada pues era polémica ya que se trataba unas prostitutas que trabajaban en un burdel contando las aventuras y desventuras de unos hombres viciosos. La obra se centra en la historia de un pintor que se enamora de una de las chicas “de vida alegre” e intenta sacarla de allí. Evidentemente en la España conservadora y católica se consideraba inmoral y se trató de boicotear, aunque ello sólo hizo incrementar el interés y el morbo por presenciarla.

En la promoción que se hizo se llegó a decir que en “Santa Isabel de Ceres” se verían disparos que parecerían reales así como innovaciones sorprendentes en el escenario, y se fechó su estreno para la noche del 21 de enero de 1922.

En aquella compañía estaba al artista local Concepción Robles Pérez, que se trasladó a Madrid para perfeccionar sus dotes interpretativas y regresaba a su tierra natal. Conchita Robles, era bella y de gran talento, siendo un atractivo más de la obra.

Pero también había un lado negativo, Carlos Verdugo era su marido y comandante de la caballería granadina de los Húsares de la muerte, que había llegado a la capital a dar muerte a su esposa motivado por unos celos que originaron unos rumores intensos que afirmaban que ella tenía un romance con uno de los actores, para complicar aún más la situación ella había solicitado la separación matrimonial, la situación era insostenible.

Carlos Verdugo ya había maltratado, en alguna ocasión, a Conchita, y ella tenía miedo pues también había intentado matarla. Con esa preocupación se avisó a los empleados del teatro por si se le veía en las representaciones. Pero el marido logró colarse engañando a un portero haciéndose pasar por un empresario teatral gaditano que quería contratar a Conchita.

Con esa excusa, y después de haber ingerido mucho alcohol, buscó acomodo en la zona más cercana a la salida de emergencia y esperó el inicio de “Santa Isabel de Ceres”. En aquel teatro se dieron cita altas personalidades de Almería y su provincia.

Al escenario compareció Conchita Robles que estaba magnífica. Carlos Verdugo se escondió tras el escenario para encontrarse con Conchita Robles cuando ésta volviese de los camerinos para entrar en la segunda escena. Llevaba una pistola y apuntó a su esposa, ella, presa del pánico, buscó refugio tras el encargado de la cartelería de la obra, Manuel Aguilar, de 16 años, creyendo que no dispararía. Pero el comandante disparó contra Manuel impactando en su pecho. Conchita buscó en su huida el escenario, cubierta de sangre, y se derrumbó en el centro del mismo. Estaba herida de muerte. El público pensó que era parte de la obra levantándose y aplaudiendo creyendo que era una de las sorpresas anunciadas y “de gran realismo”. Manuel salió tras el telón manchado de sangre y gritando “¡los disparos son de verdad!”.

El pánico se apoderó de los asistentes a la obra que trataban de huir mientras un médico accedía al escenario, era José Gómez Campana que con ayuda del director del diario almeriense “El Faro”, Sixto Espinosa, trataron de reanimar a Conchita que agonizaba allí mismo.

Carlos Verdugo colocó su pistola en la cabeza buscando una salida rápida, un suicidio, pero sólo perdió el ojo derecho, debió temblarle el pulso finalmente. Se le apresó y llevó al hospital para posteriormente ser condenado a dos cadenas perpetuas. Años después escribió sobre las razones de aquel terrible asesinato y su obsesión por matar a la que fue su esposa y destacada actriz.

El joven Manuel Aguilar murió seis horas más tarde en el Hospital Provincial abrazado a una cruz.

Marcelo era un brasileño que vivió muy de cerca fenómenos extraños cuando le desaparecían las herramientas, se abrían y cerraban las puertas o vio como el cuadro de sonido se abalanzaba sobre él. Se fue del lugar negándose a trabajar más allí.

Manuel Tripiana es otro de los trabajadores que vivió sus manifestaciones en el Teatro Cervantes. Pudo escuchar susurros, pasos en el piso superior, luces que funcionaban inteligentemente sin que nadie actuara sobre ellas… Incluso, una noche, pidió una señal si había alguien allí y obtuvo como respuesta el movimiento circular de una silla que colgaba de una de las cuerdas situadas entre bambalinas.

Se llegó incluso a ver a una mujer con un pañuelo en la cabeza, como se caracterizaban en la obra “Santa Isabel de Ceres” las actrices.

También, en época reciente, Antonio Asencio, propietario del teatro, vio como caían un bien número de carteles, no le dio importancia hasta que tuvo conocimiento que Manuel Aguilar era la personas encargada de los programas de mano y los carteles.

No finalizan ahí los hechos misteriosos ya que trabajadores como Pepe González, han visto en el teatro a un hombre al que le faltaba un brazo y la parte inferior del cuerpo, vestido de forma elegante y que identifican con Manuel Orozco, antiguo propietario del Teatro Cervantes.

Otros hechos luctuosos sucedidos fue el suicidio de un tramoyista en los años 40 optando por ahorcarse de una de las cuerdas del escenario o de la construcción del edificio en lo que antaño fue un cementerio árabe.

Dicen que el fantasma de Conchita deambula por el edificio, y no sería de extrañar si tenemos en cuenta su trágica muerte.

La misteriosa Casa de los Espejos en Cádiz
En la bella ciudad de Cádiz, la “Tacita de Plata”, nos encontramos historias que cabalgan entre la leyenda y la realidad, historias que han dejado un aura de misterio e intriga en todo aquel que se acerca a ella o las conoce. En la bella ciudad gaditana nos encontramos con historias paranormales tan singulares como la de la Casa Cuna o la Casa del Obispo, sin exceptuar el misterio que entraña la explosión de Cádiz de 1947.

Pero en Cádiz también encontramos otra historia que no puede menos que sobrecogernos. Esa historia no dice que cerca de la Alameda, frente al monumento del marqués de Comillas junto al mar, podemos encontrar una antigua casa abandonada de la cual cuentan que está encantada. La llaman “La casa de los espejos” y se cuenta que en ella vivió un capitán de barco con su esposa y su hija; la hija le pedía a su padre que cada vez que volviese de algún viaje este le trajese un espejo.

El tiempo pasaba y aquella niña se convertía, poco a poco, en una mujer, una mujer bellísima y una hija ejemplar. Su padre sentía adoración por ella y seguía con aquella costumbre de años de regalarle un espejo allá donde viajara, allá donde navegara en el mundo.

La madre comenzó a sentir celos de la joven, tanto que creía que su marido ya no la amaba y que ese amor lo tenía todo la figura de su hija… En ausencia del marino las discusiones entre ambas no cesaban y un mal día se le ocurrió acabar con todos sus problemas: envenenaría a la joven.

Al cabo de unos meses el marino llegó a casa y su esposa, entre lágrimas, le narró la amarga experiencia de la extraña enfermedad que había contraído la joven y que había acabado con su vida… Una enfermedad muy grave contra la que nada pudieron hacer. El hombre lloró con amargura la muerte de su hija y una noche, mirando uno de tantos espejos traídos de lejanos lugares contempló una imagen que le aterró: vio como la madre envenenaba a la joven y esta moría. Entendió la verdad de lo sucedido.

La asesina fue encarcelada tras confesar muriendo en presidio; el amargado marino tomó su barco y desapareció para no volver jamás a la llamada Casa de los Espejos, una casa que, dicen, está encantada y deshabitada.

Los que hablan de fantasmas en su interior narran misteriosos relatos en los que se escuchan pisadas y llantos en el piso superior, en una zona donde se encontraba la habitación de la joven y cuyas paredes están cubiertas de espejos fruto del amor de su padre, dicen que, a veces, esos espejos reflejan una realidad ocurrida hace años y que tuvo como trágica consecuencia la muerte de aquella hermosa joven a manos de su celosa madre.

La casa de las brujas de Córdoba
Se encuentra en el número 4 de la calle Padre Miguel Molina antes llamada de la taquilla cuya historia es curiosa es esas que a uno le estremece y que, sin duda, hace que pensemos si tras las leyendas e historias de antiguas brujas se esconde algo más.

Nos ubicamos en la localidad cordobesa de Montilla, allí vivían “Las Camachas”, una casa que era es conocida como tal y que tenía en Leonor Rodríguez a su protagonista.

Nacida en el año 1582 fruto del matrimonio de Alonso Ruiz Agudo y Elvira García, recibía el nombre y el primer apellido de su abuelo García Camacho. Comenzó a forjarse ya fama de hechicera, de una mujer que estaba en contacto con aquella parte más esotérica y más misteriosa, tal vez la que más inquietaba a sus vecinos.

Comenzaron a tenerle miedo y es que ya con sólo cinco años, cuando se marcha a Granada, tenía la vitola de ser “especial”. En la ciudad de la Alhambra perfecciona el arte secreto que escondía y aprende a hacer los ungüentos de la brujería.

Leonor está preparada y comienza a visitar otros puntos de la Península Ibérica en los que también se perfeccionó y estuvo en contacto con otras personas. Su conocimiento creció pero también crecía su fortuna ya que eran muchas las personas que le encargaban trabajos en contra de otros vecinos.

Necesitaba ayuda y comenzó a “dar clases” a alumnos, contaba con una habitación repleta de utensilios de cocina, animales, vasijas, todo para hacer los rituales de brujería que llevaba a cabo. Aceptó a dos chicas que tuvieron tal simbiosis con Leonor que se hicieron llama “Las Camachas” y que causaban mucho temor en Montilla.

Pero la situación era insostenible y los padres jesuitas la denunciaron a la Inquisición. Los vecinos más temerosos fueron a testificar contra ella con el oscuro deseo que la encarcelaran y quedar libres de sus sortilegios.

Leonor fue condenada en 1572, sus bienes embargados, impuesta una multa de cincuenta mil maravedíes y un destierro de 10 años de duración, fue azotada delante de todo el pueblo y juró gritando venganza contra quienes la habían acusado añadiendo que nadie podría jamás vivir en su casa tomada y habitada por demonios pese a que ella negó las acusaciones que le señalaron como bruja.

Falleció en el año 1585 a la edad de 53 años, en su casa muchos no pudieron llegar a vivir porque decían que percibían la negatividad, la oscuridad.

La vieja casa del siglo XVI fue restaurada y hoy puede ser visitada para contemplar su patio andaluz con un pozo en el centro junto a las muchas macetas que decoran las paredes. Hay un lugar temido: su sótano, allá donde dicen que estaban guardados los secretos rituales de “Las Camachas”, rituales de brujería y hechicería.

Su fama fue inmortalizada por Miguel de Cervantes quien en su obra “El Coloquio de los perros” narra la historia de la bruja más famosa de Montilla.

Andalucía es tierra de misterios en un viaje que no acaba aquí…

 

LOS ARCHIVOS SECRETOS DE ANDALUCÍA

LOS ARCHIVOS SECRETOS DE ANDALUCÍA

Por: Jose Manuel García Bautista

Les propongo un viaje al corazón del misterio y de los enigmas que tenemos más cerca, de los de nuestra tierra para su sorpresa y asombro.

Misterios del Sacromonte en Granada

Controlando toda la ciudad de Granada se encuentra el Sacromonte, conocido antes como el Monte Sacro de Valparaíso, un lugar cargado de magia, un monte sagrado se comenzó a forjar su leyenda con un acontecimiento que ha levantado pasiones y enigmas. Sucedió en el año 1595 cuando se descubre un manuscrito con unos caracteres árabes arcaicos, con dibujos de estrellas de seis puntas y algunos otros símbolos que estaban labrados en láminas de plomo y que se conoce como libros plúmbeos. Este libro es el curioso resultado de un engaño orquestado para conseguir la sincronización de dos religiones, dos religiones que habían luchado por algo más que la fe en tierras españolas y granadinas. Así lo piensa el profesor Darío Cabanelas que considera que contiene profecías y milagros, en un intento en el que se trataba de aunar las religiones cristianas y musulmana como una nueva tendencia dentro del pueblo granadino. Y tenía mucho lógica pues los árabes que necesitan ser aceptados por una parte y conseguir poco a poco integrarse dentro de la Reconquista y por otra parte estaban aquellos que tenían una tradición no cristiana y que de alguna forma se acercaban a estas creencias. Los musulmanes tenían como punto de conflicto el culto que los cristianos hacen a las imágenes y las reliquias.

En el libro plúmbeos se narraban temas muy curiosos un gran componente profético, así se daba cuenta de la historia de ciertos discípulos de Santiago, santos varones cristianos, y del martirio que en ese mismo monte tuvieron por parte de los romanos en tiempos del emperador Nerón. En ello todo era, aparentemente, inédito y conciliador. Los que tenían acceso a su contenido pensaban que era un vuelco religioso difícil de aceptar. Igualmente en el Sacromonte, en fechas remotas, habría tenido su ubicación un templo dedicado a Apolo y en tiempos cristianos se hacían diversas romerías que iban llenando cruces los caminos escarpados. Esto tuvo una gran incidencia y todo se apoyaba en la creencia en ese libro plúmbeo en el que en los granadinos creían. Así las autoridades prohibieron todo lo que eran las peregrinaciones con antorcha a Sacromonte, a pesar de esta prohibición hubo un periodo de tiempo en el que la autoridad de la Iglesia hablaba de los contenidos de los libros que se encontraron en el Sacromonte e incluso utilizaron los mismos para un caso de exorcismo en el año 1630.

Huelva: William Martin, el héroe que nunca existió

Es una historia apasionante… Corría la Segunda Guerra Mundial, la vieja Europa se veía asolada por el azote de un dictador que mantenía en jaque a los guerreros de la libertad, a los enemigos del nazismo. Para desviar la atención del alto mando alemán de las operaciones aliadas en las costas de Sicilia en 1941 se idea la operación Mincemeat. Aquella maniobra de distracción fue ideada y organizada por el teniente de navío Ewen Montague tenía por objeto que los adoradores de la esvástica se centraran en otro punto lejos del epicentro de operaciones en el Mediterráneo. Así nace el desafortunado William Martín y el misterio de su tumba en el cementerio de Huelva, la tumba de un hombre que como tal jamás existió…

Y es que William Martín no pasó de ser un cadáver sobre el que se montó toda una identidad, una vida, para luego, un 19 de Abril de 1943, embarcarlo a bordo del submarino Seraph, tras un intrigante viaje ese cadáver fue abandonado en aguas gaditanas siendo recogido por un pescador onubense y llevado al puerto de Huelva donde posteriormente fue trasladado al depósito municipal. Dada las motivaciones y la relación estrecha entre el gobierno español de la época y el régimen fascista en Alemania trascendió la llegada del cadáver a suelo patrio, los servicio de espionaje alemanes, británicos y españoles estaban conmocionados por este hallazgo y lo que ello conllevaría…, si bien la sorpresa británica era más fingida que real… Notificada la recuperación del cuerpo la embajada británica solicita en Madrid la devolución de unos importantes, casi vitales documentos que el paracaidista portaba: una carta de su novia, monedas británicas, un ticket para el teatro y hasta una carta del gerente del banco, en la cual le comunicaba que el saldo de su cuenta personal estaba en rojo y la documentación de los futuros planes de guerra. Aquello era ya sabido por los miembros del Eje quienes habían analizado dicha documentación que, de forma falsa, indicaba que el teatro de la guerra se iba a producir por otro lugar al que pensaban inicialmente.

Un 13 de Mayo de 1943 fueron entregados, cumpliéndose los plazos esperados, de esta trampa tramada por los aliados… Los miembros del Eje, gracias a la participación del gobierno de Madrid que era oficialmente no beligerante en el conflicto, habían picado este anzuelo de vital importancia en el devenir de la guerra. La reacción alemana tras el estudio de aquellos documentos no se hizo esperar y Hitler junto a su Estado Mayor decide cambiar sus planes de guerra en función de aquella milagrosa documentación que les había llegado… La treta de los aliados había cumplido su objetivo y tal mascarada había llenado de confusión a los miembros del Eje. La guerra siguió su curso, los aliados entraron en el Mediterráneo y Sicilia tuvo un papel destacado en ese teatro de operaciones, los alemanes y los servicios secretos del IIIer. Reich estaban convencidos que costas de Cerdeña y del Peloponeso eran las elegidas para efectuar el desembarco. El papel de Sicilia era simplemente una maniobra de distracción pero de importancia vital en el desarrollo de los planes de guerra, que en realidad encubrirían los planes de invasión que se preparaban con respecto a la isla.

Hitler en virtud de aquella información mandó fortificar las islas de Córcega y Cerdeña un 12 de Mayo de 1943 y envió a uno de sus mejores generales (Erwin Rommel) a Atenas para coordinar la defensa contra la invasión aliada retirando divisiones acorazadas de panzers del frente ruso… Un nuevo error… Así el desdichado William Martín encarnó el moribundo papel de un agente enlace entre el estado Mayor inglés y el comandante de las fuerzas aliadas en el norte de África, general Alexander. Aquella documentación aludía a un desembarco aliado por Cerdeña, aquella documentación debía cumpliría su misión y el teniente Montague gracias a la falsa identidad de un ficticio oficial británico, miembro del cuartel general de Operaciones Combinadas logró confundir a todos los estrategas del ejército alemán. El héroe de aquella acción, el oficial William Martín, tenía una identidad real definida, se trataba del vagabundo galés Glyndwr Michael (Cardiff, 1907, fallecido a causa de una pulmonía), su cuerpo engañó a la Abwehr (inteligencia militar alemana) y salvó miles de vidas humanas de caer en el fragor de la batalla.

El Santo Rostro de Jaén

Cuenta la Historia piadosa, en el evangelio apócrifo de Nicodemo, que cuando se produjo la ascensión de Jesucristo hacia el monte Gólgota, donde sería crucificado, una mujer llamada Verónica se acercó a limpiar el sudor y la sangre del Maestro. Usó un paño de lino y el rostro de Jesús quedó impreso de forma sobrenatural en aquel tejido. Aquel misterioso rostro quedó impresionado en varios rostros pues el lino estaba doblado en varias partes e imprimió por igual las otras partes de la tela. Hoy esos rostros se mantienen guardados, o expuestos, en la basílica del Sacré en París (Francia) o en la basílica de San Pedro en Roma (Italia). Curiosamente Verónica tiene un significado muy especial: ‘vera’ es verdadero e ‘ico’ es imagen, lo cual significaría: verdadera imagen.

Pues uno de estos santos y milagrosos rostros estaría guardado en la Catedral de Jaén siendo una importante reliquia. Habría llegado a Andalucía gracias a San Eufrasio, uno de los siete varones apostólicos que estuvieron evangelizando España, tras la invasión musulmana se llevó a Asturias donde estuvo escondida hasta que un obispo de Ramiro III quiso ver aquel rostro y al abrir el arca quedó ciego, fue Alfonso VI quién se preparó para ese momento y pudo abrir el arca y contemplar la reliquia, sería con Fernando II cuando regresaría su tierra en el sur, aunque hay otra leyenda que nos dice que fue una donación del obispo de Jaén, en el siglo XIV, Nicolás Biedma. Existe otra leyenda que nos dice que un obispo de la ciudad, del que no se precisan demasiados datos, escuchó el sonido estruendoso que hacían un grupo de demonios, hablaban del Santo Padre cuyos pecados lo iban a conducir al infierno y allí estaban ellos esperando la llegada del Papa. El obispo asustado viajó a Roma a advertir al pontífice, el problema era viajar hasta la capital italiana.

El ingenioso obispo maquinó un plan: tratar de convencer a uno de los demonios para que lo llevara volando a Roma, para su sorpresa uno de ellos aceptó pidiéndole como recompensan las sobras de la cenas de cada noche del obispo. Así volaron a Roma y advirtió al pontífice que se arrepintió de sus pecados y regresó al redil religioso salvando su alma. En justa gratificación entregó al obispo el tejido con el rostro de Jesús de Nazaret llegando así a la Capital del Santo Reino. El Santo Rostro se guarda en la Catedral de Jaén en un arca de plata dentro de la capilla mayor. Según estudios derivados del tejido no se trata de ninguna pintura sino que es una imagen impresa. Está el tejido adherido a la tabla y enmarca en otro, plata y piedras preciosas, donadas por la duquesa de Montemar en 1814. Pontífices como Julio III o Clemente VII concedieron indulgencias a todos aquellos que fueran a rendir culto a la imagen de la Santa Faz en días como, principalmente, la Asunción o el Viernes Santo.

La cripta de la muerte de Málaga

El ser humano siempre ha tenido miedo a la muerte, el no saber qué nos depara una vez que se acaba la vida y preocupación que a ello se suma hacen que sea un momento respetado y temido.

Nadie puede vivir eternamente aunque muchos lo pretendan. Así se han construido monumentos y mausoleos funerarios o entornos religiosos que causan admiración, cementerios como el de París o los diseminados por Londres han pasado a ser casi lugares turísticos. En Andalucía tenemos uno de ellos, muy desconocido, con una gran carga simbólica y mágica, así lo dispuso el conde de Buenavista, José Guerrero Chavarino, en el año 1691, cuando mandó crear el Santuario de Nuestra Señora de la Victoria en la barriada de Fuente Olletas en la capital malagueña, a ello dedicó buena parte de su fortuna. Bajo el santuario hay una cripta donde descansarían los restos mortales de su señora esposa Antonio Coronado Zapata.

Aquella capilla es extraordinaria que en nada es parecido a lo que habitualmente estamos acostumbrados a ver en cualquier recinto funerario o en cualquier cementerio, porque está llena de figuras siniestras. Figuras qué son terribles e inquietantes que puede ser fruto de la vida pero también a esa dualidad entre lo positivo lo negativo, la vida la muerte, el yin y el yan, lo blanco y lo negro; es el fin y al cabo la incertidumbre, la incertidumbre sobre lo que hay más allá. El panteón es diferente, mágico, plagado de rincones donde fijar nuestra atención. Es muy angustioso ver las figuras de niños, bebés, entre esqueletos, como si nos avisara que la muerte puede rondarnos y presentarse en cualquier momento. Además relojes de arena, que miden el tiempo, balanzas, cirios, y otros elementos de gran simbolismo como la presencia de espejos. Así en la cripta se presenta al alma humana en sus diferentes estados, de estar cerca de Dios a estar en el Infierno penando por los pecados.

Hay más elementos perturbadores como un niño que es arropado por la muerte, la vida que se aleja de una pareja o el reflejo en un espejo de una calavera, símbolo de lo efímero de la vida: hoy se puede estar vivo pero mañana puede sobrevenir la muerte de la forma más inesperada. La parca también está en sus paredes, el triunfo de la vida sobre la muerte en las cruces imperantes, la inmortalidad del alma, del aspecto no físico del cuerpo. Las figuras más cálidas son la de los propios condes, jóvenes, mirándose, arrodillados rezando. Toda la cripta tiene un contenido simbólico tan explícito que es posible que el conde o su constructor tuvieran altos conocimientos en esoterismo y simbología.

Los condes murieron pero su legado, en esta cripta, si se hizo eterno. Es otra forma de alcanzar la inmortalidad. Finaliza nuestro recorrido, por hoy, de los misterios que podemos encontrar en nuestra tierra pero, tenga por seguro, hay muchos más esperando a ser descubiertos.

 

MÁS ALLÁ DEL MISTERIO

MÁS ALLÁ DEL MISTERIO

Por: Jose Manuel García Bautista

Sevilla es la ciudad de las leyendas eternas… y de esas otras leyendas urbanas que asombran al ciudadano o al curioso que busca lo imposible o lo impactante. Suelen tener algún componente de realidad y, a veces, abandonan ese terreno mal creído de la leyenda para configurarse como una realidad o un hecho histórico.

Buscando entre lo curioso que tiene esta ciudad me encuentro con una colección de perlas que quiero compartir allá donde la realidad supera a la ficción.

En la leyenda

El reo al que iban a ahorcar

La Historia también nos deja bellas muestras de lo legendario, historias a caballo entre la leyenda y la realidad que las brumas del tiempo se encargan de disimular…

«Cuenta la leyenda cómo la justicia había prendido a cierto bandido que tenía cometidos en Sevilla numerosos delitos, y tras juzgarle en la Casa Cuadra, o Audiencia de la plaza de San Francisco, le condenaron a morir ahorcado, así que le sacaron de la cárcel, que estaba en la calle Sierpes, esquina a la calle Bruna (donde hoy está el edificio del Banco Hispano Americano), y le conducían hacia Tablada donde estaba la horca pública.

Al llegar el reo a la Puerta de Jerez, comenzó a dar grandísimos gritos diciendo:

–No podéis ahorcarme, porque el rey me había perdonado. No podéis ahorcarme porque el rey me había perdonado.

Ante semejante novedad, se detuvo la comitiva, y el juez acudió al Alcázar a dar parte a don Pedro I de lo que sucedía. El rey dijo que él ni conocía a aquel reo, ni le había jamás dado el perdón, y mandó que siguiese adelante el cumplimiento de la sentencia.

Pero no bien había salido el juez de las habitaciones del rey, cuando este reflexionó, y mandó que le llamasen nuevamente antes de que saliera del Alcázar. Regresó el juez a su presencia, y el rey don Pedro dijo:

–Aunque yo no había concedido el indulto, ni siquiera me lo habían pedido, es mejor que no se cumpla la sentencia, porque habiéndolo gritado en público, no quiero que pueda quedar en ánimo del pueblo de Sevilla, que yo le había indultado y que después he faltado a mi palabra Real.

Y así, el reo fue devuelto a la cárcel y se libró de la horca, por el respeto que el rey tenía a su pueblo, y a su palabra».

Y es que la mayoría de las historias legendarias que se cuentan en torno a una ciudad o personaje de la misma no dejan de ser antiguas leyendas urbanas que por su estética romántica se acaban confiriendo en parte de la Historia de un lugar.

Los enamorados
El correo electrónico –como ya he comentado– es una de esas vías que sirve de caldo de cultivo y de mentidero para las leyendas urbanas. Por correo electrónico me llegaba este email de uno de los lectores de la Guía Secreta de Sevilla: «Soy de un pueblo de Sevilla en el que tenemos un hermoso pinar donde podemos hacer deporte y disfrutar de sus vistas dando bonitos paseos. En uno de esos paseos me enteré de la historia que me dispongo a contaros.

Al encontrarnos en la parte sur de Andalucía formamos parte del territorio que fue invadido por los árabes en la edad media, como herencia de este capítulo de la historia de nuestro pueblo hemos heredado entre otras cosas un impresionante castillo medieval y esta historia.

Cuentan que una hermosa chica árabe, hija de un importante personaje de la tierra vino con su familia para vivir en este pueblo, cuentan que era tan hermosa que dejaba a todos enamorados con solo verla pero ella no sabía que era estar enamorada hasta que un día vio a un joven del cual se quedó prendada de inmediato pero había un inconveniente que él era un cristiano y su amor estaba prohibido.

Los amantes furtivos se veían a escondidas y tenían mucho cuidado para no ser descubiertos. A pesar de ser una forma de vivir su amor muy difícil ellos eran felices hasta que su suerte dio un giro ya que la joven árabe como resultado de sus encuentros se quedó embarazada y debían de buscar una solución, decidieron que se fugarían para poder vivir su amor lejos de conocidos ya que debido a lo avanzado del estado de gestación les era imposible ocultar el embarazo.

Los amantes se citaron en el pinar que estaba cerca de la ciudad en la misma zona en la que quedaban para sus encuentros amorosos. Ella fue puntual y se llevó horas esperando a su amado que nunca apareció ya que cuando el padre de la joven averiguó el plan de los jóvenes lo mando apresar y lo mato por venganza. Ella aprovechando la catacumbas que hay bajo el castillo permaneció oculta durante semanas ya que tenía la esperanza de que su amado apareciera tarde o temprano, cada día que pasaba la joven estaba más y más triste y con cada vez más miedo porque se acercaba el momento del parto y se vería sola.

Llegó el momento de dar a luz y tras un doloroso parto llego al mundo el hijo de la pareja de enamorados pero debido al esfuerzo hecho por la joven falleció a los pocos minutos de dar a luz, y por el frío de la noche y la desprotección del bebé este murió de frío a las pocas horas. Un triste final para una historia de amor.

Esta historia ha llegado a nuestros días debido a que desde entonces en las noches de mucho frío, en los pinares de esta zona, cerca de las catacumbas se oye el llanto de un bebé y comentan que se ha visto a una joven deambulando por la zona, tal como aparece de la nada desaparece a los pocos segundos sin dejar tiempo para distinguir si en verdad es una aparición o un efecto óptico».

La pandilla sangre
¿Quién no ha escuchado hablar alguna vez de esta leyenda urbana tan curiosa como excitante? Ubicada en cualquier ciudad de España también tiene un hueco en la provincia de Sevilla donde muchos dicen que se ha producido… Su vía de expansión vuelve a ser internet en correos falsos llamados hoax que tienen como fin último crear la alarma social.

Así me decían mis contertulios: «Desde hace tiempo está en la calle la historia de un grupo de jugadores de rol que marchan en automóvil sin el alumbrado encendido y osan matar al que le deslumbre o haga señales de que llevan las luces apagadas del coche… En ese momento, giran bruscamente y comienzan a seguirte dándote en la parte trasera de tu coche con el parachoques del suyo hasta que provocan tu accidente».

Curiosamente le había sucedido a un amigo de su primo al que le había verificado la historia la propia Guardia Civil… y por favor: no circule con las luces apagadas en la oscuridad de la noche, aparte de ser peligroso puede dar origen a la creación de una leyenda urbana.

En la realidad

La cuna
Daniel Montero me contaba su leyenda urbana, de forma tan particular como creyendo su certeza: «Laly, hacía meses que se había mudado a una nueva casa, que llevaba años sin ser alquilada. Esta era preciosa era toda blanca, rústica y con un patio sevillano precioso. Estaba muy bien situada pues se encontraba en el centro de Sevilla, en el casco antiguo, allá vivía con su marido Juan y su hija María, un bebé precioso que apenas contaba siete meses.

Un día, estaba Laly haciendo la comida en su cocina, una cocina amplia a la que se accedía por una puerta de marco pequeño, por el cual sólo cabía una persona, cuando escuchó a su pequeña llorar. Fue a la habitación de la pequeña llevando consigo el biberón con un poco de agua, por si la pequeña tenía sed.

Al entrar en la habitación observó que María dormía plácidamente, así que volvió a la cocina, pensando que quizás, su conciencia alerta le había jugado una mala pasada. Estaba cortando unas verduras cuando volvió a oír a la niña, esta vez un poco más fuerte y más tiempo, así¬ que de nuevo fue a la habitación de María. Al llegar, ésta seguía dormidita en su cuna y no daba señal de haber llorado, Laly volvió a la cocina, un poco mosqueada.

El fogón lo tenía a espaldas de la puerta de salida, se encontraba allá, sofriendo la verdura, de momento oyó de nuevo el llanto de la niña, que era mucho más fuerte y más largo que los dos anteriores. Esta vez no tuvo que ir a la habitación de María, pues al volverse para acudir al llanto, María se encontraba en la cocina con cuna incluida.

Laly cogió a su pequeña, salió despavorida de la casa, a la cual, nunca más volvió.

¿Cómo pudo pasar la cuna por aquella puerta tan estrecha? Nadie lo sabe, pero dice la gente que en las noches de luna clara, se escucha a un bebé llorando en la casa…».

Los niños que lloran
En su momento los llamamos: Niños llorando: Los cuadros malditos (Pintando la muerte), y la verdad es que no deja de ser una historia espectacular nuevamente sumergida en las brumas del misterio y la leyenda urbana… Pero, ¿dónde comienza la una y acaba la otra? En muchas ocasiones aquí está la clave de una leyenda urbana, una buena leyenda urbana y el misterio.

El personaje que le queremos presentar es un impactante pintor, llamado Giovanni Bragolin, pero conocido como Bruno Amadio. Aquel pintor no destacaba excesivamente en nuestra sociedad deshumanizada pero alcanzaría cierta popularidad a raíz de una serie de cuadros que serían conocidos como Los niños que lloran.

Y su historia maldita comienza cuando retrata a un niño que estaba internado en un orfanato. Cuenta la leyenda que años después aquel orfanato se incendió y el espíritu del niño poseyó el cuadro que le hiciera Bragolin, como los primeros retratos que se les hacía a los antiguos indios americanos y creían que su alma quedaría atrapada para siempre en aquella instantánea.

Sea como fuere, con el alma de aquel niño atrapada en la pintura, comenzaría un largo rosario de desgracias, accidentes y muertes en torno a aquel cuadro maldito y a otros pintados por nuestro particular artista.

Toda casa que poseía un cuadro de la serie Los niños que lloran era afectada por extraños incendios quedando destrozada, lamentando víctimas humanas y con graves daños en el inmueble… con graves daños excepto en la pared donde se encontraba colgado el cuadro del Niño que llora que milagrosamente estaba intacta sin que pareciera haberse producido ningún incendio en aquella vivienda…

En las casas afectadas comenzaban a producirse todo tipo de hechos insólitos y paranormales: se escuchaban lamentos y lloros, objetos que se movían, incendios inexplicables (¿combustiones espontáneas?), anomalías eléctricas… Incluso se decía de aquellos cuadros que «el niño se salía del cuadro, subía a la cama de tu habitación y mueres de la impresión al ver su rostro endemoniado. Luego incendiaba la casa y borraba las evidencias de su crimen». La leyenda nos hablaba de esa forma de actuar y la verdad es que cuesta trabajo y hacer un esfuerzo de imaginación desbordada el creer que estas pinturas de hermosos niños, o niñas, de ojos llorosos y enternecedora mirada puedan tener un efecto tan pernicioso en el propietario de la misma.

Se preguntarán las razones por las que traemos esta leyenda a las páginas de este libro… Bien, la razón es que Giovanni Bragnolin era hijo de esta ciudad, estando parte de su vida encadenada a esta joya del Guadalquivir, a esta ciudad eterna llamada Sevilla.

Aquellas pinturas tuvieron su momento álgido hacía la década de los 80, tuvieron su principal vía de difusión entre países latinos, como España, Italia, Argentina, Chile o México y era usual encontrar en los salones a un hermoso niño que llora cargado de un pragmático sentido bucólico antes que el tradicional cuadro de cacería o la mujer morena de Curro Romero de Torres. Aquella leyenda hizo que estos cuadros cayeran en desgracia y fueran sustituidos por otros según modas y gustos imperantes en la época. Malditos o no, leyendas o no, casualidad o no, hizo el resto… ¿Quién se atreve a poner ahora un cuadro de un Niño que llora del pintor sevillano en su salón?

Pero no finaliza aquí la historia maldita de estas pinturas ya que nuevamente corrió el rumor de nos decía que si se ponía al revés se aparecía al diablo e incluso que si te relataban la historia del cuadro y tenías uno pues que se quemaba tu casa…

No hace demasiado tiempo, en transcurso de una de las rutas del misterio que realizó por Sevilla, alguien se me acercó y me dijo: «He sufrido en mi casa algo que no te podrías creer…», le pregunté por la razón y me dijo: «Vivo en Los Palacios y dos veces me ha salido ardiendo el salón de la casa de campo, un cortocircuito y por la chimenea, muy raro, lo curioso es que se quedó todo quemado menos dos cuadros que tengo muy antiguos». Mi pregunta fue: «¿No será de niños que lloran, no?», y me contestó: «Sí, de esos, estoy muy escamada».

La señora, sin saber qué hacer me dijo que no quería los cuadros y que me los regalaba. Quedamos en hablar en la semana y se produjo, algunos días después, esa llamada: «José Manuel, no te puedo dar los cuadros. Cuando volvimos de la ruta había salido ardiendo el salón de nuevo, por sobrecarga esta vez, muy raro –repetía de forma incisiva cada vez que hablaba de ello– y allí estaban los cuadros intacto, mi marido los ha quemado en el campito que tenemos detrás de la casa». ¿Casualidad?

 
 

AGREDIDO POR UN OVNI

AGREDIDO POR UN OVNI

Por: Jose Manuel García Bautista

En los anales de la ufología patria hay una serie de casos que por su trascendencia e importancia han pasado a la pequeña Historia de los OVNIs en nuestro país, precisamente sobre todo ello y con un caso ejemplarizante quería volcar mi reflexión… Pero permítanme comenzar por el principio de esta historia e invitarlos a regresar conmigo desde esta tribuna en el Tiempo al año 1976… Síganme y sean parte de esta apasionante historia…

El caso Miguel Fernández Carrasco

Acababa de comenzar ese año, no habían transcurrido más que unos días cuando a la primera plana de muchos diarios e informativos locales, regionales y nacionales iba a llegar una noticia que conmocionaría a la opinión pública: “UN LABRADOR DE BENCAZÓN AGREDIDO POR EXTRATERRESTRES” y el diario que publicaba con toda su trascendencia dicha noticia no era un diario baladí … ni mucho menos, nada menos que el diario ABC en su edición de Andalucía y de la firma de no menos conocido Benigno González, esto en la España de la época, de la reciente dictadura y de la del miedo social, publicado en un diario con el peso y popularidad de ABC pues era poco menos que un dogma de fe… Y sucedió una fría noche de Enero del 76, un 28 de Enero de 1976 para ser exactos por qué fue la noche en la que Miguel Fernández Carrasco y la localidad sevillana de Benacazón entrarían a formar parte con letras de oro en ese libro de la Historia Ufológica de España.

Nuestro protagonista, el propio Miguel Fernández Carrasco, no era consciente de lo que le iba a suceder aquella noche… al menos no se lo esperaba y manos aun lo que sucedería después y lo que supondría… Y como esto no sería un viaje en el Tiempo si no nos entráramos en situación pues imagínese ,amigo lector, que es nuestro protagonista ,es varón de 24 años de edad y reside en Benacazón, como tantas otras noches pues regresa a pie de estar con su novia en el vecino pueblo de Sanlúcar La Mayor, trabaja en el campo y gana lo justo para vivir sin demasiadas comodidades e ir tirando, con el miedo a los grises (la policía nacional de la época, así se la llamaba) y con la incertidumbre de ¿qué sucederá en España tras la muerte del Caudillo? … Con estas y otras preocupaciones familiares más importantes caminaba Miguel Fernández Carrasco hacía su casa pasada la medianoche ,eran unos cinco kilómetros de paseo nocturno, de frío paseo nocturno , cuando de repente le llama su atención una especie de estrella fugaz que recorre ante su incrédula mirada el firmamento sevillano… A penas unos segundos más tarde la escena se repite y Miguel piensa que es afortunado por presenciar la “caída” de una estrella fugaz dos veces en la misma noche y sigue con su caminar hacía casa. Apenas veinte minutos después –según el Diario ABC de Sevilla del 29 de Enero de 1976 transcurrieron sólo 15 minutos- Miguel atónito observa como un extraño objeto con forma de cabina telefónica –a decir del propio testigo- comienza a descender del oscuro cielo hasta tomar tierra. Miguel se encontraba en un camino cercano a la estación de trenes de Benacazón que en la época estaba en las afueras del pueblo. Aquel aparato estaba aterrizando apenas a unos metros de su persona -siendo más precisos en la distancia los investigadores, comandado por el ufólogo sevillano Joaquín Mateos Nogales, la cifraron en 5 metros-. Aquella cabina voladora u objeto en forma de prisma y color verdoso superaba los 2 metros de ancho por 4 de alto y en la zona superior tendría ubicada una especie de cúpula giratoria que emitía rayos de color rojo y blanco, a sus lados una especie de patas que desplegaba a modo de aletas.

Cuando aquel aparato tomó tierra quedando firmemente unido al suelo por un trípode “sui generis” a modo de tren de aterrizaje se abrió una puerta en forma de medio punto arco del que descendieron, a través de una rampa y entre una deslumbrante luminosidad, dos humanoides de considerables altura (2 metros) y luciendo un extraño traje ajustado al cuerpo –tal como la lycra- de tono oscuro y sin embargo brillante. Todo ello “aliñado” por un molesto y ensordecedor zumbido que desorientaba al sorprendido testigo. Aquellos “hombres” portaban un cinturón con una hebilla ancha que tenía la particularidad de tener una luz intermitente roja en su centro. Parecían dialogar entre ellos en un idioma desconocido mientras Miguel permanecía “anclado” al suelo incrédulo por lo que estaba viviendo aquella noche, cuando se pudo sobreponer a la impresión comenzó a correr por aquellos caminos como si en ello le fuera la vida…Lo seres al percatarse de la presencia y huida del testigo ascendieron por la rampa y el extraño objeto en forma de prisma despegó en persecución del propio Miguel Fernández Carrasco.

Aquella persecución del aquel extraño objeto que volaba oblicuamente hacía nuestro testigo lo llenaba de terror ya que pensaba que le daría caza no pasado demasiado tiempo y la distancia hasta el pueblo se le antojaba excesiva para alcanzarlo en su carrera –aproximadamente 1´5 Kms.- .Y no estaba equivocado Miguel ya que justo había concluido de pensar en ello cuando comprobó que aquel objeto proyectaba sobre él un extraño haz de luz, un arma lumínica, un trueno de luz sobre su persona que lo dejó seminconsciente en el suelo, sin aliento, sin fuerzas y sin casi vida para poder contarlo… Miguel se sintió quemado, abrasado, tostado por un “algo” incomprensible para él, fuera del alcance de su conocimiento y de su raciocinio.

Casi arrastrándose y maltrecho, al filo de las dos de la madrugada sevillana llegó al dintel de la puerta de su casa en el número 81 de la calle General Franco –hoy número 21-, presa de un ataque de pánico, tintado por una extraña sustancia, tiznado y temeroso de lo que le había atacado. Sus hermanos lo atendieron como buenamente pudieron y cerraron la puerta apoyando una silla contra la misma ya que Miguel temía que aquellos humanoides en el interior de su estrella regresaran a por él… Sus hermanos, Teresa y Antonio Fernández Carrasco, no sabían que hacer ante el pánico y el estado de su hermano, no habían transcurrido más que unas horas de este incidente cuando se decidió trasladar a Miguel –por recomendación del médico local de Benacazón- al Hospital de San Lázaro en Sevilla, allí se le interna en la sala de la Milagrosa donde se le toma “declaración” de lo sucedido.

Ante la increíble historia que narraba se decide llamar al psiquiatra del centro hospitalario, el doctor Jorge Troaño, realizándole un estudio neurológico observando una gran agitación-excitación psicomotriz, gran alteración nerviosa y psicosis temporal por lo sucedido, de todo ello nuestro periodista de ABC, Benigno González, sería cronista de excepción para la edición de ABC el día 29 de Enero de 1976. Miguel estuvo en observación, fue convenientemente atendido y limpiado tal y como recoge el diario El Correo de Andalucía del día 30 de Enero de 1976. De su ropa fue extraída aquella extraña sustancia -que los más sensacionalistas tildaron de extraña- la tiznaba y tras comprobar la mejoría en su estado el paciente de la cama 28 fue dado de alta.

Una noticia como esta y a tenor de lo testimoniado por la víctima tuvo que ser denunciado al Juzgado de Instrucción número 6 de Sevilla en el Prado de San Sebastián, a donde el doctor Monsalve Cano, médico de guardia la noche de autos remitió el expediente con lo sucedido y relatado por Miguel Fernández Carrasco donde muy grosso modo decía aquel informe que el testigo decía: haber sido agredido por dos extraterrestres. Atendiendo a la Ley de Enjuiciamiento Criminal, artículo 789 en 1976 el juez de Instrucción, Sr. Bouza Gil, ordenó la incoación de diligencias y citación de la víctima y médico de guardia. Ante la imposibilidad de imputar el delito a ningún agresor conocido el juez ordenó el sobreseimiento y archivo de las diligencias, hecho que también fue publicado por el diario ABC de Sevilla el 12 de Febrero de 1976. Fue la primera vez en la historia de la Ufología nacional que un Juzgado recogía y abría diligencias por agresión contra los ocupantes del esquivo fenómeno de los Objetos Voladores No Identificados… el misterio del siglo XX.

En la desconexión para informativos locales de TVE el espacio “Telesur” se hacía eco de esta historia de agresiones y agredido, de misterios, de OVNIs, de humanoides y del rayo de la muerte que en esta ocasión no acabó con la vida de su víctima…

Para muchos, tan increíble historia, resultaba poco menos que imposible de pensar siquiera que todo hubiera sido urdido por la mente del propio Miguel, una persona ignorante y casi analfabeta (según los testimonios de la época) y hubiera realizado una actuación tal que hubiera engañado a los galenos de San Lázaro. Y así diferentes medios de comunicación trataron de indagar en la vida del protagonista, no encontrando nada anormal en él o en su vida salvo que aquella noche dijo haber consumido dos cervezas no infiriendo en su estado ya que los análisis arrojaron como resultante un estado de embriaguez ni se encontró nada anormal digno que reseñar.

Un caso en la Historia de la Ufología

Hasta aquí los hechos, más o menos objetivos, acaecidos aquella terrorífica noche.

Entraron en liza los ufólogos de aquella primera, imborrable, innegable e histórica generación de Ufólogos quienes investigaron el caso, personajes del nombre de Manuel Osuna, Joaquín Mateos Nogales –integrantes de aquella emblemática RNC o Red Nacional de Corresponsales- ,Ignacio Darnaude, Miguel Peyró o más tardíamente recogerían Juan José Benítez en sus libros en materia OVNI .

Miguel Fernández Carrasco fue visitado por una multitud ingente de curiosos e investigadores e incluso su versión de los hechos se fue alterando tal y como se recoge en los informes de Manuel Osuna –recopilación digital de los Archivos de Manuel Osuna realizada por Jose Manuel García Bautista- en la que la víctima comenta: “trataron de cogerme y me dieron con un objeto quemante, desconocido para mí…”, sin duda alimentado por la información que le narraban estos de otros casos. Sea como fuere la versión no distaba mucho de la inicialmente narrada por Miguel y la leyenda ufológica se forjó en plena localidad del Aljarafe sevillano, de esa afamada y admirada –ufológicamente hablando- Cornisa de Aljarafe sevillano.

De entre toda aquella documentación me llamó la atención los análisis de aquella misteriosa sustancia extraída de la ropa y cuerpo de Miguel Fernández Carrasco, según los análisis realizados en la época por el Instituto de la Grasa se dictaminó que se trataba de aceite mineral, grasa vegetal o animal y carbón. Las manchas pálidas eran grasa, algunas se trataban de aceite mineral y las negruzcas se correspondían con carbón e incluso cisco del utilizado en las estufas caseras muy usadas en los pueblos de toda nuestra geografía nacional. Nada de especial y mucho menos de extraño o anormal.

Del informe clínico destacaba la crisis nerviosa, con la que innegablemente llegó la víctima, así como el estado de tremendo “stress” psíquico con el que hoy calificaríamos su estado, nada más anormal, no había síntomas en ese informe de alcohol, ni otros síntomas, sólo alguien muy atemorizado…con secuelas psíquicas y físicas tras una tremenda experiencia vivida, traumatizante y causante del “shock” en el paciente.

En el informe judicial sólo destacaba la apertura de diligencias con la declaración de la víctima y la redacción del informe del doctor Monsalve Cano que no difería demasiado de lo inicialmente expuesto .siendo lo más impactante el tener entre las manos aquel documento -que hoy por hoy es histórico para los Ufólogos- firmado por el Sr. Juez Bouza Gil. Todo un Documento.

Revisados dichos legajos del pasado y revisada toda la literatura ufológica al respecto sobre este caso, en libros incunables de mi propia librería, en documentos inéditos de investigadores de la época a mi disposición o en crónicas de diversos diarios sevillanos, comprobaba como aquel hecho de la madrugada del 28 de Enero de 1976 fue todo un fenómeno social en la Sevilla y marcó el devenir de futuros casos en nuestra geografía. Por todo ello la idea que un lector imparcial se podía hacer era básicamente la misma: Miguel Fernández Carrasco había sido atacado y agredido aquella noche por un extraño objeto volador en forma de prisma en cuyo interior, como mínimo, era tripulado por dos seres y que como consecuencia de ser alcanzado por un rayo calorífico había sufrido diferentes lesiones de consideración debiendo ser atendido en una clínica sevillana a cuya consecuencia fue presentado en los juzgados de Sevilla… Toda una historia OVNI en la Historia.

 
 
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