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LA TORRE DE DON FADRIQUE, EL ATANOR ESOTÉRICO DE SEVILLA

14 Ene

Por: Jose Manuel García Bautista

LA TORRE DE DON FADRIQUE, EL ATANOR ESOTÉRICO DE SEVILLA

En plena Alameda encontramos, entre sus callejuelas, una emblemática torre sevillana, con una tradición legendaria en la ciudad, hablamos de la Torre de Don Fadrique. Una torre que, según cuenta la leyenda, escondió los amores del infante y para los conocedores de su arquitectura estaríamos frente a El Atanor del Infante. Precisamente el título de la obra de Pedro Mora Piris en la que nos cuenta como la misma sería algo más que una atalaya y en su interior, en su geometría, se escondería un saber oculto y simbólico. No en vano, Don Fadrique fue un viajero que compartió experiencias con su tío Federico II de Italia, al que le gustaban todos los temas relacionados con la magia y el esoterismo.

Construida hacia 1252, cuando las torres simbolizaban la elevación espiritual, era el cordón umbilical entre lo divino y lo humano, entre el cielo y la tierra. En su interior, con todo su saber oculto, sólo visible a aquellos que sabían su código, se experimentaba un cambio interior, una metamorfosis… Pero esa es otra historia.

También habría que volver la mirada hacia un colegio cercano y hacia aquellos alumnos que afirman haber realizado experiencias esotéricas en su interior sin tener en cuenta las futuras repercusiones. Porque en su interior los jóvenes en busca de lo oculto y de lo misterioso han realizado, en alguna secreta ocasión, sesiones del mal llamado juego de la ouija invocando espíritus o entes del más allá. Se han realizado experiencias psicofónicas e incluso se ha tratado de realizar pruebas de escritura automática con suerte dispar. Sea como fuere una íntima relación manifiesta entre los fenómenos vividos en su interior y la búsqueda de lo desconocido por parte de sus principales implicados.

Con tales antecedentes y fenómenos en el interior del colegio, hoy día, en la actualidad, son muchos los alumnos que siguen manifestando sus experiencias paranormales en el interior del centro educativo y su miedo diario a dar clases en el mismo, teniendo la certeza que se encuentran acompañados por algo de un más allá, de ese otro lado ignoto, que les acompaña y atemoriza, que los persigue y acosa, que les llena de pavor y turbia la tranquila existenci. Unos estudiantes cuyo primer deber es la adquisición de conocimientos para una futura preparación teniendo como marco para ello el ambiente hostil que les ha preparado una fuerza de otro mundo, desconocida, que ha tomado como epicentro para sus manifestaciones terroríficas el del colegio encantado.

Si seguimos caminando por la Alameda de Hércules desembocaremos a la calle Amor de Dios, calle en la que en los albores del siglo XIX se tuvieron diferentes experiencias paranormales dando origen a la introducción en Sevilla del espiritismo de la mano de personajes tan importantes como el mismísimo Primo de Rivera.

Tal vez en la ciudad cobró importancia todo lo que fuera trascendente o sin explicación debido a los escandalosos fenómenos paranormales que en la época se produjeron en un antiguo cementerio en la calle Delgado, un camposanto anexo al antiguo Hospital del Amor de Dios, hoy sede de la Cruz Roja en Sevilla en cuyo interior lo paranormal se vuelve a manifestar en fecha tan alejada ya como aquellos últimos años del siglo XI. Entre las calles Trajano y la misma calle Amor de Dios, apariciones espectrales en un cementerio en el que se solían enterrar cuerpos de difuntos aún en aquella época y que, al parecer, gozaban especialmente “levantándose” de sus tumbas en la noche y dejando ver sus espectrales y cadavéricos rostros evanescentes en la oscuridad de la noche. Todo ello hizo que se crearan expectativas sobre esos contactos con el más allá y así Baldomero Villegas, capitán de artillería, fundara en 1868 con 60 socios las Sociedad Espírita Sevillana, en la calle Alcázares 11, hoy calle Santa Ángela de la Cruz. ¿Casualidad?

Copyright © Jose Manuel García Bautista 

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